La muerte del fiscal Alberto Nisman, quien estaba a cargo de la investigación por el atentado contra la AMIA y murió de un disparo en la cabeza en su departamento de la torre Le Parc, en Puerto Madero; continúa sin resolverse.
Si bien la Justicia dio por probado que Nisman murió como consecuencia de un presunto homicidio y no de un suicidio, se trata, todavía, de un crimen sin móvil ni autor. El elemento considerado por los funcionarios de la causa para determinar que se trató de un homicidio (el peritaje elaborado por la Gendarmería) ha sido duramente cuestionado por las partes. La causa, a cargo del fiscal Eduardo Taiano y del juez Julián Ercolini, sigue su curso con pocas certezas y un rumbo incierto.
Los funcionarios judiciales se concentran, hace años, en analizar el frenético intercambio de llamados entre exagentes de inteligencia y en reconstruir los detalles del contexto alrededor de la muerte.
El juez federal Julián Ercolini procesó a fines de 2017 a Diego Lagomarsino, el perito tecnológico que trabaja para Nisman, como partícipe necesario del delito de homicidio. Lagomarsino fue quien le llevó la noche del sábado 17 de enero de 2015 al fiscal una pistola Bersa calibre 22. De esa arma salió el tiro que terminó con su vida. También fueron procesados por encubrimiento e incumplimiento de los deberes de funcionario público los cuatro custodios de la Policía Federal que tenía Nisman.
Lagomarsino fue una de las últimas personas que vio con vida a Nisman y siempre expresó su inocencia: dijo públicamente y en la Justicia que llevó el arma por pedido del fiscal. Según aseguró, Nisman le había dicho que temía que «algún loquito» lo agrediera y quería estar protegido.
Como para la Justicia se trató de un crimen, la investigación está hoy centrada en una tarea que a seis años todavía no arrojó resultados: dar con los autores materiales e intelectuales.
Sobre el día de la muerte
El cuerpo sin vida de Nisman fue hallado por su madre Sara Garfinkel, en la noche del 18 de enero de 2015 en el baño del departamento de Puerto Madero donde vivía el fiscal, unas horas después de que se produjera su fallecimiento.
La muerte se produjo el día anterior a la presentación que tenía prevista ante el Congreso nacional para fundamentar su denuncia contra la ex presidenta Cristina Kirchner, contra su canciller Héctor Timerman y otros funcionarios del kirchnerismo por haber promovido una trama de supuesto encubrimiento a los acusados iraníes de perpetrar el atentado a la sede de la AMIA en 1994, mediante la firma de un tratado de entendimiento con la República Islámica de Irán.
La denuncia de Nisman se basaba en un supuesto pacto secreto con Irán que habría incluido, además de un intercambio comercial de granos argentinos por petróleo, el pedido del Gobierno argentino a Interpol para que cesara las alertas rojas contra los acusados iraníes, y así garantizar su impunidad.