El demócrata Joe Biden se convirtió este miércoles en el presidente 46° de Estados Unidos, con lo que toma las riendas de un país profundamente dividido y hereda una confluencia de crisis sin precedentes.
Tras haber ganado las elecciones frente a Donald Trump el pasado 20 de noviembre, Biden prometió mantener a Estados Unidos «firme» ante China e Irán y recuperar el control de instituciones internacionales que su antecesor cedió.
En el marco de la asunción, el demócrata proclamó que «prevaleció la democracia» y prometió «un nuevo día» para un país profundamente dividido.
En un hecho sin precedentes, poco antes de que Biden jurara el cargo, Kamala Harris juró el suyo y se convirtió en la primera vicepresidenta mujer de Estados Unidos y en la mujer con el puesto de más alto rango en la historia del país.
La ceremonia de investidura en las escalinatas del edificio del Congreso, una sagrada tradición de la democracia estadounidense, reflejó los desafíos que enfrentan Biden, un veterano político de 78 años, y Harris, de 56.
En primer lugar, la asunción se realizó con un Capitolio aún sacudido por un ataque de partidarios de Trump hace dos semanas para evitar la validación del triunfo electoral de Biden, rodeado de fuerzas de seguridad y privado de las habituales multitudes por el coronavirus.
Los estadounidenses fueron exhortados a quedarse en casa para evitar una mayor propagación de un virus que ya mató a 400.000 personas en Estados Unidos, infectó a 24,5 millones y llevó a la recesión a la primera economía mundial tras diez años de crecimiento.
«La voluntad del pueblo fue escuchada, y la voluntad del pueblo fue obedecida. Otra vez aprendimos que la democracia es preciosa y frágil. A esta hora, amigos míos, prevaleció la democracia», dijo Biden en su discurso de asunción.
«Hoy es el día de la democracia. Este es un día para la historia y un día de esperanza, de renovación y firmeza», agregó.
Luego aludió de inmediato a las urgencias del país, sobre todo al coronavirus.
«Tenemos mucho que hacer en este invierno peligroso (…) Pocas personas en la historia de nuestra nación (…) se encontraron con una época más desafiante o difícil que en la que estamos ahora», afirmó.
El exvicepresidente y exsenador demócrata llega a la Casa Blanca presentándose como un unificador de un país dividido, sacudido y maltrecho tras cuatro años de presidencia del republicano Trump.
Horas antes de la investidura, Trump, uno de los presidentes más polémicos de la historia de Estados Unidos, salió de la Casa Blanca por última vez como mandatario y partió hacia su retiro en Florida, dejando detrás un legado de caos y una nación fracturada. (Télam)